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Por fin hemos vuelto a sentir el olor de la tierra mojada

Por fin cayó un chubasco. Y enseguida sentí el olor de la tierra mojada, ¡un placer infinito! ¿Cómo es que nos gusta tanto ese olor? ¿Cómo se produce? ¿Cómo están relacionados los aceites esenciales?

¿Por qué nos gusta tanto el olor a tierra mojada?

En mi caso está claro que el olor a tierra mojada, después de la larga sequía y el intenso calor de estos meses, me comunicó confort y vida. Diferentes estudios nos indican que es un olor que asociamos a algo positivo. Nuestros ancestros celebraban sus días de lluvia porque eran garantía de supervivencia. Actualmente creo que compartimos la inquietud de supervivencia con nuestros ancestros. Ya se están sintiendo las amenazas de restricciones, de pozos y ríos secos, pronto quizás celebremos nuevo rituales para celebrar la lluvia. De hecho nosotros celebramos los días de lluvia con una buena cena al aire libre, destapando una buena botella de sidra, oyendo el ruido de la lluvia y oliendo el petricor, compartiendo el rato con nuestros amigos los vegetales, que son los primeros en agradecer el agua benefactora y algunos humanos que también se apuntan.

El olor a tierra mojada: un cóctel de petricor, geosmina y ozono

El olor que provoca la lluvia al caer en suelos secos se llama petricor (unión de dos palabras griegas: petros + ikôr. La primera hace referencia a piedra y la segunda al líquido que fluía por las venas de los antiguos dioses griegos). El petricor es el producto del impacto de las gotas de agua contra el suelo que produce aerosoles, millones de gotas que liberan los compuestos sobre el suelo. El olor del petricor es más intenso cuando hace mucho tiempo que no llueve y se deriva de la liberación de los aceites esenciales que las plantas sueltan para proteger sus semillas de la sequía y se fijan en el suelo o bien en las rocas. Cuando llueve estos aceites esenciales se desprenden del suelo y se mezclan con el aire junto con la geosmina (olor a tierra).

La geosmina es un compuesto aromático producido por las bacterias Streptomyces coelicolor. Se trata de una bacteria del grupo de los actinomicetos que producen muchas sustancias antibióticas como la estreptomicina. La geosmina es un olor que se encuentra en la remolacha, en algunos vinos que tienen toques de hongos y tierra mojada o incluso en algunos peces como las carpas. La nariz humana es especialmente sensible a la geosmina y la detectamos aunque esté en muy pequeñas cantidades. También los animales son sensibles y esto hace que los camellos puedan detectar dónde está el oasis con agua aunque esté muy lejos.

El otro componente que a menudo se implica en el olor de la tierra mojada es el ozono, pero en este caso necesitamos que las lluvias sean producto de tormentas donde los rayos provocan una gran liberación de ozono y éste todavía ayuda más a la liberación de las burbujas aromáticas que componen el olor de la tierra mojada.

Pilar Comes Solé

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