
Este verano he tenido de nuevo en mis manos el pequeño pero significativo libro “La revolución de una brizna de paja” de Masanobu Fukuoca. El concepto de agricultura natural, su filosofía del wu-wei, o no hacer, el Nenda Dango …. aún ahora estos conceptos son innovadores y hasta rompedores.
Fukuoca inspira, pero nuestra tradición campesina también
Masanobu Fukuoca es un referente de la agroecología y permacultura. Aunque estudió y ejerció de científico especializado en la fitopatología y la edafología, muy joven, hacia los 25 años abandonó la ciencia convencional para volver a sus orígenes y cultivar las tierras de su familia, en la isla de Shikoku , en Japón más meridional. En estas tierras es donde fue desarrollando de forma práctica un estilo de vida y de relación con la naturaleza, buscando ir a favor de la naturaleza, interviniendo lo menos posible y no utilizando ni máquinas ni productos químicos y respetando los ciclos naturales. Pudo demostrar que sus tierras eran más productivas sin requerir abonos químicos ni labrar la tierra:
“En otoño siembra arroz, trébol blanco y cereal de invierno en el mismo campo, y los cubrse con una espesa capa de paja de arroz. El centeno o la cebada y el trébol brotan de inmediato, pero las semillas de arroz permanecen latentes hasta la primavera, el centeno y la cebada se asientan en mayo y se esparcen sobre el campo para que se sequen una semana o diez días, entonces se trillan y se meten en sacos para su almacenamiento. Toda la paja se esparce sin triturar sobre los campos como acolchado.Los campos se mantienen inundados durante un corto período durante las lluvias monzónicas de junio para debilitar el trébol y las malas hierbas, y dar así el arroz la oportunidad de brotar a través de la capa vegetal que cubre el suelo.”
Al leer el ciclo de trabajo en el campo que plantea el método Fukuoka me hizo pensar en cómo el campesinado tradicional de nuestro país también tenía su método, herramientas y todo un bagaje cultural transmitido con la experiencia de cientos de años y de cómo respetaban los ciclos naturales, buscaban estrategias para realizar el trabajo con más eficiencia y sobre todo en comunidad. En este sentido les recomiendo que visualicen el vídeo del que le paso el enlace. Sobre todo el fragmento en el que el antropólogo Jacint Torrents nos presenta de forma detallada la compleja cultura agraria del cultivo tradicional del trigo en las tierras de Osona. No se pierdan los detalles, son magníficos, una cultura agraria en la que también deberíamos inspirarnos y sobre todo valorar, no sólo como un testimonio del pasado sino como fuente de un saber que puede tener una aplicabilidad para nuestro presente y futuro.
https://www.cccb.org/ca/multimedia/videos/en-comu-lagrarietat/211162
Pilar Comes Solé Impulsora de la Xarxa Parc de les Olors