
En el campo no nos podemos tomar vacaciones. Y en verano menos que nunca porque las plantas nos piden que las cosechemos, las reguemos… Que estemos pendientes de unos vegetales que como nosotros sufren el calor. Por eso las actividades en el Parc tampoco aflojan: la Fiesta de la Ratafia, las cenas de campo, los talleres de perfumes, la visita guiada… Abiertos y activos como siempre también en verano!!!
El sentido de las vacaciones
Las vacaciones laborales tal y como las conocemos en nuestro país es un derecho constitucional desde 1978. Para que alguien diga que la democracia no sirve para nada. Los contratos laborales las establecen como obligadas y las empresas deben prever la organización del trabajo en una distribución de 12 meses de contrato, pero 11 efectivos de días trabajados. No ocurre lo mismo en países como China o EEUU, que aunque son países desarrollados, tienen un marco laboral menos controlado.
Pero el sentido de las vacaciones como períodos de descanso respecto a los trabajos obligados es muy moderno. Está relacionado con el modelo de sociedad urbana más que rural y sobre todo con una sociedad industrial en la que el turismo es una de las actividades económicas más lucrativas. El consumismo en vacaciones se incrementa. Se invierte en realizar viajes a tierras lejanas, se hacen créditos para pagar unas vacaciones… El capitalismo y el modelo de vida consumista que alimenta a menudo hace superar cualquier lógica económica familiar sensata.
Lo muy antiguo es tener ciclos de trabajo variables. Al finalizar la cosecha había que celebrarlo con una Fiesta Mayor en muchos pueblos de nuestro país y tomarse unos días para trabajar el mínimo imprescindible. Los horarios y horas de dedicación a los trabajos del campo dependían del tiempo que hacía y de las horas de luz disponibles. El campo manda, decía mi padre, y cuando llegaba el verano se trabajaba desde el amanecer hasta media mañana. Y después de una buena siesta se volvían a reanudar el trabajo en el campo desde media tarde, cuando el sol ya no calentaba tanto. En cambio en invierno la jornada de trabajo se centraba de forma continuada de media mañana hasta que oscurecía que era muy pronto. La cultura de los horarios flexibles en el campo es imprescindible.
En el Parc de les Olors hemos recuperado este estilo de vida. En el corazón del día a menudo tenemos que parar para descansar y volver hacia el anochecer que es cuando podemos volver a trabajar la tierra. Las vacaciones nunca pueden ser de muchos días seguidos y tenemos que hacer turnos para que nada quede desatendido. Pero la contrapartida es que sentimos a diario con intensidad el paso del tiempo. Hagamos un diario de naturaleza vital, sentido y diverso. Y con las actividades que le proponemos le facilitamos que esta experiencia la podáis disfrutar con nosotros. Por eso hacemos la fiesta de la ratafía el próximo sábado. Por eso los viernes por la noche puede venir a hacer un ratito de campesinos ya cenar al aire libre con las vísperas de payés y tampoco hemos interrumpido el programa de visita guiada y talleres de perfumes.
Pilar Comes Solé Impulsora de la Xarxa Parc de les Olors