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Han salido las setas!!!

Estos días de lloviznas, chaparrones casi diarios nos han emergido de tierra un montón de setas.

¿Por qué nos salen tantas setas?

La simbiosis de los hongos y las raíces de las plantas: la micorriza

Es curioso, sólo que caiga un buen chubasco ya empiezan a salir setas por el Parc. Sabemos que esto es un buen indicador de fertilidad del suelo. Pero tratamos de profundizar un poco más en la interesante simbiosis entre hongos y raíces de las plantas, llamada micorriza.

La palabra micorriza se refiere a la simbiosis entre un hongo (mycos) y las raíces (rhizos) de las plantas. Como en toda relación simbiótica, ambas partes se benefician mutuamente. ¿Cómo funciona la micorrización?

 

La simbiosi dels fongs i les arrels de les plantes: la micorriza És ben curiós, només que caigui un bon ruixat ja comencen a sortir bolets pel Parc. Sabem que això és un bon indicador de fertilitat del sòl. Però mirem d’aprofundir-hi una mica més en la interessant simbiosi entre fongs i arrels de les plantes, que s’anomena micorriza.

¿Para qué les sirve a los hongos la micorrización?

Los hongos reciben los carbohidratos y vitaminas de la materia vegetal de las plantas que se acumulan en el suelo. Ellos se encargan de descomponerla y aprovecharla. Esto significa que si tenemos muchas setas, tenemos un tejido de filamentos de hongos muy denso bajo tierra.

No fue cosa de dos días. Las setas nos salen precisamente allí donde no hemos pasado el tractor. Donde lo único que hacemos es cortar la hierba y dejarla a modo de cubierta vegetal. Esto es la base de la permacultura.

¿Cómo les sirve la micorrización en las plantas?

Por un lado, gracias a las hifas o filamentos del hongo que forman una trama bajo tierra, las raíces de las plantas consiguen captar más fácilmente los nutrientes del suelo y el agua, pudiendo resistir así mejor los períodos de sequía. También se vuelven más resistentes a las enfermedades.

¿Cómo favorecemos la micorrización?

Si respetamos la estabilidad del suelo, sin removerlo, sin dejarlo al descubierto, aportando material vegetal, el proceso de micorrización se irá fortaleciendo. Si plantamos plantas perennes o vivaces, como los arbustos aromáticos mediterráneos, favorecemos los procesos de simbiosis entre hongos y raíces, haciendo que el suelo sea una comunidad viva llena de filamentos de hongos que emergen en forma de seta o unidad reproductora, que las esporas caigan al suelo y se intensifique la micorrización.
La micorrización es una simbiosis básica para la salud de las plantas, pero para algunas especies es imprescindible. Por ejemplo, es el caso de las orquídeas. Sin las micorrizas las orquídeas no viven. Para las repoblaciones forestales y para el cultivo de las plantas por lo general se procura que los sustratos vayan acompañados de hongos para favorecer la simbiosis entre los fondos y las raíces.
Hay micorrizas muy productivas como las de la trufa, que es un hongo asociado a encinas y otras especies de árboles y arbustos mediterráneos.
El botánico alemán Albert Berhhard Frank fue el primero en observar y bautizar este fenómeno en 1885. A principios del siglo XX, empezó a estudiarse en las plantas utilizadas en agricultura y jardinería, pero no fue hasta a mediados de este siglo cuando empezó a aceptarse su importancia y generalización en la naturaleza.
La micorriza es una de las muchas simbiosis que la madre naturaleza, con su gran capacidad de colaboración entre seres vivos, nos enseña. También nos hace ver la importancia de las setas, en el ciclo natural, más allá de ir a cosecharlas y hacernos unos níscalos a la brasa.

Pilar Comes Solé

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